viernes, 25 de junio de 2010

Entre líneas alemanas (Parte I)

Nuestro salto había sido abrupto. La artillería antiaeréa alemana había destruido varios C-47 y matado a muchos de nuestros muchachos. En cuanto la luz verde se encendió, comenzó la orquesta de explosiones y fuegos artificiales en el cielo.

Los Flak 88 escupían fuego desde tierra, y aunque era artillería pesada, no era muy precisa. Mala suerte habrían tenido los otros chicos de ser impactados y morir antes de acabar un jodido cargador.

Mi paracaídas demoró un poco en abrirse, vacilé por un instante y pensé que me iba a morir. En esos momentos fue donde recordé al capitán Myr: 'Nenazas, si alguno de vosotros se cabronea en el momento del descenso, acaricien su fúsil como si fuera su propia mujer. Piensen en sus seres queridos y eso os brindará seguridad. Jamás os cruzen por la cabeza que el paracaídas no se abrirá, pues eso os joderá vuestra mente.' Maldita sea, el jodido paracaídas no abría; abrazé fuertemente mi M1 y grité '¡¡Elizabeth!!'.

Luego de unos instantes, la mochila que contenía el paracaídas se abrió sola, como por arte de magia. Maniobré bien los cordones para asegurar mi descenso.

Aterrizamos en una granja, muy pintoresca y con un olor a mierda de caballo. Me siguieron: Doyle, Spead, Gannom, Hallberd, Jusrad, Zavala, otros 10 más compañeros y el capitán.
-¡Comprueben su munición y el estado de sus armas! - dijo el capitán.
-¿Dónde estámos? - dijo Hallberd, mirando hacia todas las direcciones.
-Debemos de estar a una buena distancia del puente de Grave, esta jodida granja no me deja ver bien qué dirección tomar. - replicó el capitán.

Luego de meter su mano en un bolsillo de su cazadora, sacó un mapa. Identificó ciertos puntos (con ayuda de Doyle) y fijó la ruta.
-¡Moved ese culo, rápido! - ordenó Myr.
-Señor, ¿no deberíamos esperar a otros pelotones para poder tomar el puente de Grave? - sugerí.
-Para cuando esperemos al todo el puñetero batallón los alemanes se encabronarán en sus posiciones, debemos aprovechar el factor sorpresa, ¡a por esas jodidas MG!

Marchamos hacia un cruce y Gannom divisó un nido de MG42; el puente se veía pequeño, a lo lejos.
-Hay también unos morteros, 20 hombres, fusileros y tiradores - en eso le invadió una pequeña pausa - ¡Mierda, nos han pillado!

Se escuchó un disparó de una carabina alemana, y Jusrad cayó al piso. Estaba sangrando de la garganta.
-¡Al suelo, francotirador! - ordenó el capitán.

La ametralladora empezó a disparar, por lo que tuvimos que arrastrarnos y dividirnos para avanzar por los flancos. Las carabinas empezaron a disparar y los alemanes empezaron a coger posiciones. Abrimos fuego, desde los flancos; la ametralladora concentraba sus disparos en un solo flanco. Fue donde aprovechamos la situación para lanzar granadas. Usé dos mías, y Doyle, una. Doyle era el francontirador del pelotón, pero esta vez no podía acertarle debido al intenso fuego que recibíamos.

Se escuchó disparos de una MP40, Spead había muerto. El capitán se encontraba al otro lado con Gannom, Hallberd y Zavala y los demás. Pensé: 'mierda, nos superan en número, ¡necesitamos apoyo!' Se habían sumado 20 alemanes más a la escaramuza. Los morteros seguían disparando, habían matado a 5 compañeros más. Sin darnos cuenta, los alemanes nos habían rodeado: Doyle había caído muerto por el mismo francotirador nazi, y el capitán había sido sorprendido por la izquierda con un grupo de Sturmtruppe. Los fusilaron a quemarropa, sólo yo quedaba vivo.

Me inmovilizé, y me coloqué a Doyle encima. Los alemanes se acercaron para inspeccionar los cuerpos. Supuse que el francotirador había advertido de mi existencia, ya que, había disparado a Doyle y yo seguía vivo. Pensé: 'ésta mierda no va a funcionar, voy a morir.' Dos nazis se acercaron a mí y patearon el cuerpo de Doyle. Me moría del miedo. Fingí estar muerto, dejé de respirar y me quedé quieto. Empezaron a hablar en alemán y uno de ellos me puso dos dedos en la yugular. '¡Estoy jodido!'

El ruido de una M12 me volvió el alma al cuerpo. ¡Era el batallón!. Cogí y disparé rápidamente mi M1 y maté al otro nazi que estaba al lado. Los morteros concentraban su fuego en el batallón, así como también la ametralladora alemana. Aproveché esta situación para escabullirme y retroceder. Cogí la Springfield de Doyle y me metí por unos arbustos.

Lo primero que hice, fue derribar la ametralladora. Luego, traté de libarnos de los morteros. Los alemanes seguían dando fuego intenso a pesar de no contar con la MG, que les daba ventaja. En unos instantes las M12 y las Garand hicieron su trabajo, apoyadas de unas piñas M2 y mi trabajo como francotirador de turno.

Las tropas sobrantes emprendieron retirada hacia el puente. Enojado, dejé el fusil a un costado y corrí rápidamente hacia ellos, saqué mi pistola y disparé a discreción. Habiendo dejado atrás, muy atrás al batallón, los alemanes se detuvieron para acabar conmigo. Me metí dentro de una trinchera alemana y cogí una MP. Avanzé por el flanco e hice contacto cuerpo a cuerpo con un SS. El dí una fulminada con el subfusil y me coloqué a un costado de una entrada a un huerto. Disparé de contención y el cargador se acabó. Miré al SS que me había cargado y me percaté que llevaba una Stg44. '¡Enhorabuena!'. Cogí la Stg, y avanzé por el camino hacia el huerto. Me cubrí cerca a una pila de madera y empecé a abrir fuego contra los cabrones que habían huido. Me cargué a dos más, y sólo quedaban unos otros dos que se metieron a la casa del huerto. Me agaché, recostado sobre un muro-cerca de la casa. Fue entonces cuando oí a un Semioruga venir.

A hurtadillas, divisé a un contingente de tropas SS. 'Mierda... la cagué...' Me quedé inmóvil otra vez, pensando en qué podía hacer. Entonces, una mano me tomó del hombro.

(Continúa el en siguiente capítulo)

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